El IPCDR se calcula en base a los precios de los bienes y servicios que
compramos en mi propio hogar, INDEC para su IPC toma un conjunto de bienes y
servicios diferente. Es decir que, en el IPCDR, tanto los artículos como el
peso de cada uno en el gasto total son propios de mi hogar. También hay
diferencias metodológicas; en el IPCDR los ponderadores se actualizan mes a
mes, porque en mi hogar hay cosas que dejan de comprarse y cosas que son
novedad. Concretamente, en la ponderación del IPCDR únicamente se tienen en
cuenta todos aquellos bienes y servicios que hayan sido comprados en los
últimos doce meses.
A partir de ahora, para tener un dato más y comparar también con una
medición alternativa a la oficial, sumaré la medición del Índice del
Relevamiento de Precios (IRP) que realiza el Instituto de Trabajo y Economía de
la Fundación Germán Abdala.
Tabla de inflación a Octubre de 2018
FUENTE
|
Inflación mensual
|
Inflación acumulada 2018
|
Inflación anual
|
IPCDR (mi hogar)
|
7,32 %
|
42,33 %
|
61,96 %
|
5,4 %
|
39,5 %
|
45,9 %
|
|
5,54 %
|
38,8 %
|
45,09 %
|
Para las estimaciones propias, los mayores aumentos entre oct-17 y oct-18
los he registrado en Prendas de vestir y calzado (121,6%), Restaurantes y
Hoteles (108,02%) y Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles (104,36%)
(He adoptado la misma clasificación de rubros del INDEC).
A continuación muestro las series comparadas desde dic-11 donde se observa
que el dato interanual observado en octubre de 2018 es el más alto de la serie.
Agrego la serie de Ciudad de Buenos Aires (IPCcaba) para los meses en que no
hubo publicación por parte del INDEC del dato anual a nivel nacional. (Azul:
IPCDR, Rojo: INDEC, Rojo punteado: IPCcaba, Verde punteado: IRP). La pequeña
serie violeta se explica más abajo; se refiere a la inflación anual si el INDEC
tomara mis proporciones de gasto actuales en lugar de la canasta representativa
de base 2004.
¿Por qué la inflación propia es mayor a
la de INDEC?
Una manera ordenada de estimar la inflación es: 1) separar el consumo total
en rubros; 2) calcular qué proporción representa cada uno de esos rubros en el
gasto total (esto se llama ponderación); 3) calcular la variación de precios en
cada uno de esos rubros (inflación por rubro); 4) Multiplicar en cada rubro la
ponderación por la inflación por rubro (aporte a la inflación por rubro); 5)
Sumar los aportes a la inflación por rubro.
En la tabla siguiente tomo la inflación por rubro que publica el INDEC para
la región pampeana (primera columna), que difieren de las observadas por mí. En
la segunda columna utilizo las ponderaciones de esos rubros según las compras
de mi hogar (que son distintas a las ponderaciones del INDEC). En la tercera,
el aporte a la inflación resultante (producto de las dos columnas anteriores).
Al sumar estos aportes a la inflación por rubro, se obtiene la inflación propia
calculada con las variaciones de precios del INDEC, pero con las ponderaciones acordes
al gasto de mi hogar. Como vemos, la inflación de mi hogar sería del 55,06 %
anual (mayor al 46,4% que informa el INDEC para la región pampeana). Esta
discrepancia se da por las diferentes ponderaciones.
Rubros INDEC
|
Inflación INDEC
|
Ponderación
|
Aporte al IPC
|
Alimentos y bebidas no alcohólicas
|
46,7%
|
22,19%
|
10,36%
|
Bebidas alcohólicas y tabaco
|
23,5%
|
1,97%
|
0,46%
|
Prendas de vestir y calzado
|
28,9%
|
4,51%
|
1,30%
|
Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles
|
68,8%
|
14,91%
|
10,26%
|
Equipamiento y mantenimiento del hogar
|
47,6%
|
4,61%
|
2,20%
|
Salud
|
39,0%
|
4,95%
|
1,93%
|
Transporte
|
70,7%
|
32,49%
|
22,97%
|
Comunicación
|
47,9%
|
2,05%
|
0,98%
|
Recreación y cultura
|
42,0%
|
0,66%
|
0,28%
|
Educación
|
27,9%
|
4,72%
|
1,32%
|
Restaurantes y hoteles
|
36,3%
|
2,42%
|
0,88%
|
Otros bienes y servicios
|
47,0%
|
4,52%
|
2,13%
|
INFLACIÓN ANUAL CON PROPORCIONES PROPIAS
|
55,06%
|
Canasta Básica de Alimentos (CBA)
El INDEC, en 2016, cambió la forma de medir la Canasta Básica de Alimentos
(CBA), alterando la composición en algunos rubros, incorporando más alimentos
(como manteca, fiambres, condimentos y yogur) y bebidas (en particular
alcohólicas, como la cerveza y el vino). Esto hace que la nueva CBA resulte más
cara que en el cálculo anterior y, por tanto, se incrementa la cantidad de
personas que caen por debajo de las líneas de indigencia y pobreza, únicamente por
el cambio metodológico.
La CBADR es una estimación propia del valor de la canasta que mide el
INDEC. Es decir, se toman los mismos bienes con sus respectivos volúmenes y se
valúan a los precios promedio del mes con los que nos hemos encontrado al
realizar las compras familiares.
Tabla de la Canasta Básica Alimentaria (CBA) a Octubre de
2018
FUENTE
|
Nivel CBA
|
Variación mensual
|
Variación anual
|
CBADR (mi hogar)
|
$ 2.345,09
|
4,24 %
|
30,59 %
|
CBA INDEC (*)
|
$ 2.931,88
|
8,53 %
|
43,06 %
|
$ 2.807,57
|
6,81 %
|
46,56 %
|
(*) El dato es de septiembre de 2018
INEDEP es el Instituto de Estadísticas del Defensor del
Pueblo de Córdoba
Es decir que, siguiendo las estimaciones propias, la canasta básica
familiar más comúnmente utilizada ascendió a $ 7.246,34 en octubre de 2018. Dicho monto representa el volumen de
ingresos que, como mínimo, necesitó un grupo familiar para poder comprar los
alimentos mínimos necesarios y no ser indigente ($58,44 por día por persona). (A
continuación se muestran; Azul: CBADR 2016 (nueva metodología), Azul punteada:
CBADR (metodología anterior), Rojo: INDEC, Verde: Defensor del Pueblo de
Córdoba).
Los mayores aumentos anuales los he registrado en los rubros Vinagre
(210%), Otras harinas (173%) y Harina de trigo (173%). A continuación, las
variaciones interanuales.
El péndulo argentino
En el año 1983
Marcelo Diamand escribe un texto clásico: “El péndulo argentino, ¿hasta cuándo?”
(Disponible aquí) donde trabaja con lo que él
llamaba “estructura productiva desequilibrada” y aplica para el caso de
Argentina. El péndulo argentino se da “entre dos corrientes antagónicas: la
expansionista o popular y la ortodoxia o liberal” (Diamand, 1983 p.1).
La corriente
popular en su intento de distribuir el ingreso y propiciar el pleno empleo
utiliza políticas como el aumento de salarios nominales, el control de precios,
la fijación del tipo de cambio y de tarifas de servicios públicos, y el
sostenimiento del nivel de demanda agregada con el gasto público (Diamand, 1983
p.1). Ese auge no dura mucho, se termina al reaparecer la histórica restricción
externa o crisis de balanza de pagos. La propia estructura productiva de
argentina (con un sector primario exportador tecnológicamente avanzado y un
sector industrial tecnológicamente más atrasado y que necesita de importaciones
para producir) hace que el crecimiento económico desemboque en un problema de
falta de divisas y el ciclo de acumulación no pueda continuar.
La caída de la
corriente popular provoca un vuelco a la ortodoxia donde se pone el acento en el
orden de las cuentas públicas, la disciplina, la eficiencia, el ahorro, la
confianza, la atracción de capitales del exterior y las virtudes del sacrificio
popular. Las políticas incluyen devaluación, aumento de ingresos agropecuarios,
caída del salario real, drástica restricción monetaria, recesión y un
deliberado esfuerzo de atraer capitales (tasa de interés en dólares). Si bien
es cierto que en un principio pueden ingresar capitales extranjeros (con la
ayuda del préstamo internacional y el FMI), cuando la crisis de confianza
aparece, los capitales se fugan, se agudiza la crisis de falta de divisas y se
cae en una recesión más profunda que incluye caída del salario real, más
devaluación y más inflación (Diamand, 1983 pp.2-3). Una vez que la devaluación
y la caída de los salarios reales fueron suficientes para restablecer la
ganancia capitalista, comienza un nuevo ciclo con la corriente popular y un
nuevo periodo de acumulación.
En mi opinión,
este vuelco a la ortodoxia no empieza en diciembre de 2015. Diría que en esa
fecha la ortodoxia se agudiza y se hace evidente. Pero la caída del salario
real, la recesión y la devaluación son anteriores, con el caso paradigmático de
2014 con fuerte devaluación y ajuste monetario. Y recordemos que la entonces
presidenta CFK al comienzo de su segundo mandato dejó de hablar de “modelo de
acumulación y distribución” para hablar de “sintonía fina” que incluía, entre
otras cosas, el evidente y constante deterioro del salario real.
La presencia del FMI como actor político y sus exigencias
Los planes de estabilización
y el endeudamiento externo acumulativo que lleva a cabo la corriente ortodoxa ponen
en el escenario político al FMI como un actor fundamental, digitando la
política económica del país. Para Diamand, el FMI exige que se mantenga la
iliquidez de la economía por tres motivos (Diamand, 1983 p.16): 1) para
mantener la necesaria recesión, ya que un crecimiento de la economía haría
crecer las importaciones y el país utilizaría las divisas para importar y no
para pagar deudas; 2) para mantener un tipo de cambio alto que motive al sector
primario exportador (precios altos en relación a los precios internos
industriales y a los salarios), ya que es el sector que genera las divisas
necesarias para pagar deudas en dólares; 3) como un mecanismo de atracción de
los capitales del exterior, para generar divisas por la vía financiera.
La obsesión por la
reducción del déficit fiscal financiado con emisión monetaria se debe al “temor
al efecto reactivante que anularía los mecanismos recesivos necesarios para
equilibrar el sector externo” (Diamand, 1983 p.17). Es decir que, la política
de contracción fiscal, reducción del poder de compra y restricción monetaria no
provoca una recesión por error. Se
trata de un paquete de políticas decisivas, y por eso controladas por el FMI, incluso desde una
oficina propia en el Banco Central.
¿Cuáles son los antagonismos?
Diamand describe
el péndulo argentino como un ir y venir entre dos corrientes o modelos
antagónicos. Pero cuando se analiza el sistema capitalista (sea en Argentina o
cualquier otro país), con Marx uno descubre que, más allá de muchas cosas que
se nos presentan en la superficie y que nos brindan una apariencia de cómo son
las cosas, en el fondo el antagonismo es de clase.
Tanto si la
política argentina es manejada por la corriente popular o por la ortodoxa, el
devenir histórico, y más allá de los ciclos, encuentra a una clase dominante
siempre más beneficiada y que tiene las instituciones, regulaciones y marcos
legales que le permiten avanzar en su proceso de acumulación. Sin importar el
régimen de acumulación, y las características particulares que pueda tener ese
proceso en los diferentes momentos históricos, siempre esa acumulación se
produce a costa de la explotación de la clase trabajadora.
Claro es que, para
la clase trabajadora, no es lo mismo un proceso popular donde la acumulación se
produce en un contexto de crecimiento del salario real y del poder de compra,
que un proceso de ajuste. Pero si las condiciones estructurales y políticas del
país determinan estos ciclos, a la larga
la clase trabajadora se encuentra cada vez más explotada, incluida la intensificación
de la jornada laboral y la precarización.
El capital va más allá
No sólo el
capital, al decir de Suzanne de Brunhoff, cuenta con un sistema financiero cada
vez más fortalecido que le permite llevar a cabo la sobreexplotación de la
fuerza laboral, sino que además podemos destacar tres tipos adicionales de
explotación:
Como el sistema
capitalista en Argentina se desarrolla bajo un modelo productivo donde el
sector generador de divisas se basa en el agronegocio y el extractivismo, aparece
la consecuente sobreexplotación ecológica, la concentración de la tenencia de la
tierra y el desplazamiento de migrantes al interior de las fronteras del país.
Como el sistema
capitalista en Argentina ni si quiera en los periodos de mayor acumulación
logra incorporar al sistema formal de trabajo a una gran masa de personas
laburantes, aparece la consecuente sobreexplotación de las trabajadoras y
trabajadores de la llamada economía popular que con las distintas labores que
realizan sostienen y subsidian la acumulación capitalista.
Como el sistema
capitalista en Argentina (como en el mundo) es intrínsecamente patriarcal, las
mujeres y personas de identidad sexodiversa no sólo son más explotadas y
discriminadas en el mercado laboral sino que además llevan a cabo la mayor
carga de los trabajos de cuidados no remunerados que sirven de subsidio a la
acumulación capitalista.
Sobre la formación de economistas
Muchas veces a las
personas que analizamos la economía se nos pregunta ¿cuál es la solución a la
crisis? ¿Cómo se sale de esta? Nuestra formación nos hace pensar en políticas
públicas pensadas desde un marco teórico de referencia. No está mal. Pero creo
es insuficiente.
Quiero dejar claro
que las diferentes formas de explotación del capital que describo no lo hago
porque sea un especialista académico en cada uno de esos temas. ¡Ni por asomo!
(Las especialistas podrán dar cuenta de eso.) Incluso quedarán algunas formas
de explotación que no escribo aquí.
Es que una formación meramente académica
nos impondrá un serio límite para comprender verdaderamente las realidades
sociales. Sabemos que para aprender e investigar necesitamos leer las
experiencias de otras personas pero también es sumamente necesaria la
experiencia propia, y no me refiero a tomar datos y calcular parámetros e
indicadores, me refiero a compartir y palpar esas realidades diversas que
llevan a la gente a organizarse en sindicatos, asambleas campesinas, trabajadoras
de la economía popular, organizaciones feministas y de sexualidades diversas. Parafraseando
a Marx, quisiera que las personas que estudiamos la economía no nos cerremos en
interpretar la realidad social únicamente, porque de lo que se trata es de
cambiarla. Ayer 19 de noviembre Nacho Levy, director de la revista villera La Garganta
Poderosa, decía que un periodista que le tiene miedo al pueblo, a la gente, no
puede ser periodista. Con él yo manifiesto, también, que una persona economista
que le tiene miedo a la gente no puede ser economista.
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