Para un análisis de la inflación en nuestro país, se realiza el seguimiento
de cuatro mediciones distintas que se detallan a continuación:
1)
IPC INDEC
Es el indicador del organismo oficial que se publica todos los meses en su página
web que, en el mes de febrero de 2020, mostró un crecimiento interanual de 50,28%.
2)
IPCDR
La estimación propia mostró un incremento interanual de 50,89%, donde los mayores aumentos
entre feb-19 y feb-20 los he registrado en “Alimentos y bebidas no alcohólicas”
(66,33%) y en “Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles” (65,9%).
Aquí la tabla completa de las variaciones interanuales por rubro:
Rubro
|
IPCDR anual
|
Alimentos y bebidas no alcohólicas
|
66,33%
|
Bebidas alcohólicas y tabaco
|
43,80%
|
Prendas de vestir y calzado
|
49,01%
|
Vivienda, agua, electricidad, gas y
otros combustibles
|
65,90%
|
Equipamiento y mantenimiento del
hogar
|
61,67%
|
Salud
|
46,83%
|
Transporte
|
47,95%
|
Comunicación
|
19,58%
|
Recreación y cultura
|
14,31%
|
Educación
|
0,49%
|
Restaurantes y hoteles
|
52,77%
|
Otros bienes y servicios
|
26,42%
|
3)
IRP
Para tener un dato más y comparar también con una medición alternativa a la
oficial, sumo la medición del Índice del Relevamiento de Precios (IRP) que
realiza el Instituto de Trabajo y Economía de la Fundación Germán Abdala. En
enero 2020 la inflación anual, según este índice, ascendió a 54,10%.
4)
INDEC%DR
Es la inflación que surge de combinar la información del INDEC con las
proporciones de gasto de mi hogar. En la tabla siguiente tomo la inflación por
rubro que publica el INDEC para la región pampeana (primera columna), que
difieren de las observadas por mí. En la segunda columna utilizo las
ponderaciones de esos rubros según las compras de mi hogar (que son distintas a
las ponderaciones del INDEC). En la tercera, el aporte a la inflación
resultante (producto de las dos columnas anteriores). Al sumar estos aportes a
la inflación por rubro, se obtiene la inflación propia calculada con las
variaciones de precios del INDEC, pero con las ponderaciones acordes al gasto
de mi hogar (INDEC%DR). Como vemos, la inflación de mi hogar sería del 51,40% anual.
Rubros INDEC
|
Inflación INDEC
|
Ponderación
|
Aporte al IPC
|
Alimentos y bebidas no alcohólicas
|
54,4%
|
24,41%
|
13,28%
|
Bebidas alcohólicas y tabaco
|
48,6%
|
2,44%
|
1,18%
|
Prendas de vestir y calzado
|
57,1%
|
4,28%
|
2,45%
|
Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles
|
28,6%
|
10,97%
|
3,14%
|
Equipamiento y mantenimiento del hogar
|
56,7%
|
5,54%
|
3,14%
|
Salud
|
62,6%
|
7,61%
|
4,76%
|
Transporte
|
54,5%
|
32,52%
|
17,72%
|
Comunicación
|
54,7%
|
2,02%
|
1,11%
|
Recreación y cultura
|
49,5%
|
0,85%
|
0,42%
|
Educación
|
39,0%
|
5,51%
|
2,15%
|
Restaurantes y hoteles
|
50,7%
|
0,64%
|
0,33%
|
Otros bienes y servicios
|
53,8%
|
3,21%
|
1,73%
|
INFLACIÓN ANUAL INDEC CON PROPORCIONES PROPIAS
|
51,40%
|
TABLA
A continuación se
muestra la tabla comparativa de estas mediciones
Tabla de inflación
a febrero de 2020
FUENTE
|
Inflación
mensual
|
Inflación
acumulada 2020
|
Inflación
anual
|
IPCDR (mi hogar)
|
3,87 %
|
9,80 %
|
50,89 %
|
2,01 %
|
4,31 %
|
50,28 %
|
|
IRP
(*)
|
2,91
%
|
2,91
%
|
54,10
%
|
INDEC%DR
|
2,03 %
|
4,18 %
|
51,40 %
|
(*) Los valores
están actualizados a Enero 2020
GRÁFICO
A continuación
muestro la gráfica de las series comparadas desde dic-13. Agrego la serie de
Ciudad de Buenos Aires (IPCcaba) para los meses en que no hubo publicación por
parte del INDEC del dato anual a nivel nacional. (Azul: IPCDR, Rojo: INDEC,
Rojo punteado: IPCcaba, Verde: IRP, Negro: INDEC%DR).
La inflación en tiempos de restricción externa
Anteriormente, ya he comentado sobre el texto de 1983 de Marcelo
Diamand: “El péndulo argentino, ¿hasta cuándo?” (Disponible aquí). En uno de sus apartados describe el proceso inflacionario
en Argentina y nos dice que los procesos inflacionarios más virulentos se han
desencadenado después de fuertes devaluaciones provocadas por las crisis de
balanza de pagos, y enumera 1956, 1962, 1971/1972, 1975 y 1981. A lo que
podríamos agregar los famosos eventos de fines de los ochenta y la crisis de
2001. Pero más recientemente, los años de importantes devaluaciones como 2014,
2016, 2018 y 2019 fueron años donde el proceso inflacionario se amplificó. Los
mecanismos que se activan luego de las devaluaciones son múltiples, pero haré mención
aquí al conflicto que recrudece respecto a la distribución de los ingresos. Y
es que el “éxito” en frenar la inflación dependerá directamente del éxito en
frenar demandas de ingreso de parte de la clase trabajadora. ¡ES LO QUE VIENE
SUCEDIENDO DESDE PRINCIPIOS DE 2019! (En la gráfica anterior se observa que la inflación anual se frena y baja tímidamente) Con la organización
de la clase trabajadora debilitada y burocracias sindicales a tono con las
demandas patronales, sobre todo si pensamos en los sectores estatales. Las
administraciones sindicales, comprometidas con la vuelta de un signo político al
gobierno nacional en 2019 y ahora siendo parte, vienen trabajando todo este
tiempo en pos de la contención de demandas salariales que puedan surgir en las
bases.
La deuda como madre de todas las batallas en el contexto actual
Diamand observa
que una de las cosas que caracteriza al gobierno de la corriente ortodoxa es
que trae consigo, y nos deja, un acuerdo con el FMI y una deuda significativa.
Lo cual hace que, para el gobierno actual de Fernández, las negociaciones al
respecto sean “la madre de todas las batallas” en materia económica. Las
opiniones sobre las negociaciones al respecto son variadas, ¿qué conviene
hacer? ¿Pagar o no pagar? ¿Auditar y asignar costos? Julián
Zícari, en ésta
nota es contundente, “las crisis en los últimos 40 años, desde la dictadura
hasta la actualidad, han irrumpido como consecuencia de pagar la deuda, no por
dejar de pagarla”. Esto en respuesta a aquellas voces hegemónicas que nos
advierten los fuertes costos de no servir a la deuda como corresponde. Sumado a
que, siguiendo a Cantamutto y Castiglioni aquí,
pensar en declarar algún tipo de repudio en torno a la deuda no es una cosa descabellada y fuera de lugar en
nuestro mundo actual.
Es que el peso de
la deuda cada vez se vuelve más representativo en el presupuesto público. Y ya
sabemos que el Estado, como todo el ámbito público, es un terreno de disputa.
El presupuesto que se destina a la deuda podría utilizarse en gasto social,
ingresos para la clase trabajadora o en salud pública (tan necesarios en
tiempos de pandemia). Por esto es que alguna declaración de repudio a la deuda
debe ser una lucha de los llamados sectores populares.
¿Oportuncrisis?
Lisa Simpson, en
un famoso episodio de la serie, nos enseñaba que en chino
(paradójicamente) la palabra “crisis” también significa “oportunidad”.
En el mundo económico
emerge la crisis, una economía golpeada y débil es ahora víctima de una
pandemia, pero ¿no es este el escenario concreto en el cual los gobiernos
endeudados pueden declarar reperfilamientos, defaults totales o selectivos? Estamos
frente a una emergencia sanitaria y hasta los más neoliberales anti Estado
están de acuerdo con una mayor presencia estatal y el imprescindible gasto proveniente
de las arcas públicas (sólo aparecen unas pocas voces intentando defender su
doctrina neoliberal, pero quedando inútilmente en ridículo). El mismísimo FMI
acaba de declarar que la deuda Argentina, como está, es insostenible.
Si se supera el
escollo de la deuda en el frente externo nos quedarán aún muchos problemas,
desde el terremoto de la pandemia hasta la distribución de los ingresos en el
plano interno. Sin embargo quisiera plantear unas preguntas para el debate:
Si la economía
disminuye su funcionamiento cuando es menoscabada la fuerza de trabajo, como en
el presente caso donde esa fuerza es afectada por la enfermedad o por el
aislamiento (el trabajo a distancia funciona como mecanismo de la patronal para
seguir haciendo uso de esa fuerza, lo más que se pueda), ¿no deberíamos en
términos teóricos analizar la economía capitalista desde una perspectiva que
tenga como centro la fuerza de trabajo, la explotación? Y en términos políticos
¿la conciencia de clase y la emancipación?
¿Acaso en este
tiempo de aislamiento no se hace evidente quienes son las que se ocupan de la
sostenibilidad de la vida en los hogares y en las ollas populares?
¿No tenemos
evidencia suficiente de que nuestro sistema mundo es único, todo está
interconectado y es afectado por cómo, cuánto, quiénes y para qué producimos y
consumimos?
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