Mientras que el INDEC al publicar el IPCNU, dice que la variación del
índice es de 1,1% mensual y de 20,9%
anual.
El IPCDR comienza el primer mes de 2015 con 0,931% mensual y 24,694% anual. Los mayores aumentos
entre ene-14 y ene-15 los he registrado en Vestimenta (147,53%), Transporte (81,36%)
y Servicios-impuestos (78,38%).
A continuación muestro las series comparadas desde dic-12, se observa cómo
a partir de mayo de 2013 el IPCDR se despega de la estimación oficial y se
acerca a las alternativas. Por otro lado, queda claro el golpe inflacionario
que significó la importante devaluación de enero de 2014, puesto que todas las
estimaciones dan un salto a valores más elevados. En este último mes el IPCDR
se ha aproximado a la estimación oficial.
En cuanto a la canasta básica de alimentos (CBA), la medición propia
muestra un incremento de 34,62% respecto a enero del año anterior. La CBA de un
adulto (representativo) ascendió a $802,44
por lo que aumentó en 2,16% en el último mes, es decir que una familia
compuesta por un matrimonio tradicional y dos hijos necesitó $2479,53 en enero pasado para no ser
indigente ($20 por día por persona). A su vez, como el INDEC dejó de publicar
la CBA, si la CBA oficial hubiese aumentado al ritmo del rubro alimentos, comunicado
en el IPCNU, el nivel que debiera informar el organismo oficial sería de $308,07. Es decir que una familia tipo
habría necesitado $951,95 ($7,68 por
día por persona). Para las estimaciones del Defensor del Pueblo de Córdoba la
CBA ascendió a $1013,46 (Azul:
CBADR, Rojo: INDEC, Verde: Defensor del Pueblo de Córdoba).
Los mayores aumentos anuales los he registrado en los rubros Bebidas
edulcoradas (130%), Legumbres secas (121%) y Té (102%). La Harina de trigo
continúa más barata que hace un año (-15%), a la que se suma la Sal Fina (-1%).
La realidad social es una construcción social. Quienes pensamos en la
realidad social, quizá no encontremos mucho sentido en discutir si la mesa que
tengo en frente existe o no, simplemente es un objeto que podemos observar y
constatar sus medidas. Pero cuando hablamos de objetos sociales, la cosa
cambia. ¿Cuánto es la inflación en Argentina? ¿Cuál es la pobreza? ¿Cuánto se
está invirtiendo productivamente? Para responder, aunque se usen datos
numéricos, siempre esta presente la subjetividad de quien confecciona o
selecciona el modelo de análisis, recaba los datos, los presenta y los analiza.
Porque la realidad social es un mundo de significados, donde los actores
sociales y políticos intentan imponer su visión de ese mundo. Es por eso que
todos los actores del entramado social tienen su RELATO: “La inflación es del
35% y es demasiado elevada”, “La inflación es del 20% y está bajo control”, “La
inflación es el peor flagelo de los pobres y de los trabajadores”, “La
recuperación del salario es clara, sólo es mermada por la política de precios
de los empresarios sin escrúpulos”, etc. Por este motivo creo que podemos llamar
a la Inflación Congreso, inflación opositora, y a la inflación del INDEC,
oficialista. Pero ¿qué sentido tiene tener en cuenta todo esto? Para mí, la
clave está en descubrir lo que hay detrás de cada relato. Es decir, a qué
medidas de política se está haciendo el llamado y cuál es el mundo que está
significado allí. Porque incluso, aunque no hubiesen divergencias en los
cálculos, las interpretaciones se acomodarían a los relatos.
Como la teoría económica es una herramienta importante para imponer un relato
y las medidas de política que acarrea. Y pensando en aquello que decía Marx en
su “Ideología alemana”, que las ideas dominantes son las ideas de la clase
dominante. Es por eso mi apuesta a la pluralidad de relatos desde lo académico,
y en lo político también. Sobre todo intentando (no siempre lo consigo) sacar a
la luz aquellos relatos que han sido silenciados, por no pertenecer al grupo
dominante.
En este sentido, pensando en la política actual argentina, a
conveniencia de los más poderosos se ha logrado imponer un mundo de significados
dual. Es decir, pareciera que sólo existen los oficialistas K y la oposición “clarinista”.
Y así, se logra silenciar otros relatos que no convienen a las clases dominantes.
Estamos en un año electoral, y, como ejemplo, de los candidatos con más chances
a la presidencia ninguno plantea una visión crítica al modelo productivo
extractivista en el que se afianza el país. Lo cual me deja pensando: si hay
una idea dominante, es porque detrás está la clase dominante.
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